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miércoles, 20 de julio de 2011

(Anti)Naturaleza humana

Escribo a continuación un fragmento del Emilio, o de la educación de Jean-Jacques Rousseau. Me llama la atención como caracteriza la naturaleza humana y su relación con la Naturaleza. Espero sus opiniones, a fin de cuentas nos encanta transformar.

Todo está bien al salir de las manos del autor de las cosas: todo degenera entre las manos del hombre. Fuerza a una tierra a nutrir las producciones de otra; a un árbol a llevar los frutos de otro. Mezcla y confunde los climas, los elementos, las estaciones. Mutila a su perro, a su caballo, a su esclavo*. Transforma todo, desfigura todo: ama la deformidad, los monstruos; no quiere nada tal como lo ha hecho la naturaleza, ni siquiera al hombre: necesita domarlo para él, como a un caballo de picadero**; necesita deformarlo a su gusto como a un árbol de su jardín.
Sin esto, todo iría aún peor, y nuestra especie no quiere ser formada a medias. (J.J Rousseau, Emilio, o de la educación, Libro I, trad. Mauro Armiño, Alianza Editorial, Madrid, 1990.)






*El contexto en el que escribe Rousseau, i.e., mediados del siglo XVIII, referirse a los sirvientes como esclavos no era mal visto. Es hasta la revolución francesa a finales del siglo XVIII cuando la palabra esclavo es utilizada en sentido peyorativo.
**El picadero es la cerca circular donde se entrenan y se ejercitan a los caballos domésticos.