Desde muy pequeño he vivido azotado por la necesidad de manipular el humor de la gente que me rodea, adaptandome a las personalidades y ofreciendo diversas conversaciones o tratando de poner a prueba postulados psicologicos sin mayor intención que la de averiguar lo predecible y confiable de la persona en cuestion.
Me considero una persona que busca adaptarse para evitar contratiempos y absurdas situaciones que se generan con malos entendidos o animadversiones, para deshumanizar las conversaciones y volverlas predecibles como un programa computacional sin sobresaltos, para evitar el interes y la sensación de importancia.
En este momento atravieso una nueva etapa (como casi cada semana) en la cual una constante de mi carácter -la ira reprimida- se esta tornando en estúpida felicidad, tiene beneficios como mayor resistencia al trabajo fisico y erecciones constantes pero me asusta un poco que me sienta incomodo de encontrarme a mi mismo en ese estado ... que puto daño nos hemos hecho algunos como para no sentirse dignos o comodos de ser "felices" ... no, lo escribiré bien sin mis idioteces sarcásticas:
Sentirse comodo siendo feliz.
En fin, se me va la ira y viene este sentimiento que identifico como felicidad, habrá que ver que repercusiones tiene en mi precindible cotidianidad.
(Es en serio, me siento feliz pero es más manifiesto cuando no estoy pensando ... quizas asi funcione verdaderamente).
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Viene el día del niño y quiero aprovechar para presentarles las obras de Thomas Czarnecki, un artista que pueden googlear para disfrutar de su arte y aprender algo de su vida y más importante aun: su inspiración.
Perdida de inocencia y brutalidad exacerbada de la realidad contra las ficciones que cada quien se vende o adquiere es lo que nos ofrece Thomas con sus fotografias, las cuales nos ofrecen un abanico nutrido de desesperanza y realismo.
